En una mañana soleada, excepción en medio de una semana
lluviosa. Un miércoles festivo, de esos que ocurren una vez en contados años,
en el Parque Metropolitano Simón Bolívar se reunieron varios integrantes de los
grupos del proyecto Saber Y Vida.
El planeado encuentro, que reunió en un mismo espacio a
citadinos, indígenas, abuelos y administrativos, giró alrededor de la noción de
“abuelo”.
Esta se construyó en base a relatos e historias, de aquellos
a quien cada uno supo considerar su abuelo o abuela. Las historias traían
imágenes de pasados no muy remotos, formaban retazos de una historia general
que de una u otra forma ha configurado las historias particulares de todos los
que se encontraban reunidos y que mostraban paisajes tan diversos como los
personajes que se miraban a los ojos y soltaban sus recuerdos a andar. La
Violencia, el Campo, las Comunidades, los dichos y las enseñanzas eran las
protagonistas y el factor común entre las historias que se conectaban
finalmente con la versión un poco más joven (ubicada algunos años atrás) de
cada locutor.
Sumado a esto, el espacio de la Universidad Nacional supo
ser el centro de atención de varias de las historias que lograron comparar la
situación actual con un pasado remoto que parecía un poco mejor, un poco más
seguro pero no por eso, menos defendible. Un tirón de orejas a la comunidad
estudiantil actual, un regaño de papá a las generaciones que actualmente viven
la UN, una mirada desde los ojos de quién la vivió, de quien la defendió, de
quien la vio crecer y ahora se siente impotente al ver como parece primar la
apatía y como parece que el Alma Mater no tiene quien la defienda y la vea
resurgir.
Los Citadinos prestaban atención a la forma en que las
comunidades abordaban el tema, como desde sus historias creaban un contraste
frente a sus propias nociones, pero a la vez como sabían encontrar puntos en
común, sensaciones e imágenes que después de todo no eran tan distantes.
Los relatos iban mediados por sonrisas y un aire de
melancolía que se cruzaba con la picada que se construyó con los aportes de
cada integrante y que se compartió. Así mismo se compartió una felicitación de
cumpleaños extendida a Gloria Inés, la
fundadora del Proyecto.
Aunque la mañana prometía un día soleado, esta se vio
interrumpida por nubes grises que no demoraron en hacer caer una lluvia
torrencial, que obligó a concluir el encuentro.
Las reflexiones finales se gestaron en cada integrante,
quien con un poco de lluvia en su rostro, se retiró pintando una sonrisa y
evocando recuerdos en el lienzo grisáceo de un miércoles muy particular.
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