miércoles, 1 de mayo de 2013

Encuentro entre abuelos pensionados y estudiantes regulares y de comunidades indígenas UN

En una mañana soleada, excepción en medio de una semana lluviosa. Un miércoles festivo, de esos que ocurren una vez en contados años, en el Parque Metropolitano Simón Bolívar se reunieron varios integrantes de los grupos del proyecto Saber Y Vida.
El planeado encuentro, que reunió en un mismo espacio a citadinos, indígenas, abuelos y administrativos, giró alrededor de la noción de “abuelo”.
Esta se construyó en base a relatos e historias, de aquellos a quien cada uno supo considerar su abuelo o abuela. Las historias traían imágenes de pasados no muy remotos, formaban retazos de una historia general que de una u otra forma ha configurado las historias particulares de todos los que se encontraban reunidos y que mostraban paisajes tan diversos como los personajes que se miraban a los ojos y soltaban sus recuerdos a andar. La Violencia, el Campo, las Comunidades, los dichos y las enseñanzas eran las protagonistas y el factor común entre las historias que se conectaban finalmente con la versión un poco más joven (ubicada algunos años atrás) de cada locutor.
Sumado a esto, el espacio de la Universidad Nacional supo ser el centro de atención de varias de las historias que lograron comparar la situación actual con un pasado remoto que parecía un poco mejor, un poco más seguro pero no por eso, menos defendible. Un tirón de orejas a la comunidad estudiantil actual, un regaño de papá a las generaciones que actualmente viven la UN, una mirada desde los ojos de quién la vivió, de quien la defendió, de quien la vio crecer y ahora se siente impotente al ver como parece primar la apatía y como parece que el Alma Mater no tiene quien la defienda y la vea resurgir.
Los Citadinos prestaban atención a la forma en que las comunidades abordaban el tema, como desde sus historias creaban un contraste frente a sus propias nociones, pero a la vez como sabían encontrar puntos en común, sensaciones e imágenes que después de todo no eran tan distantes.
Los relatos iban mediados por sonrisas y un aire de melancolía que se cruzaba con la picada que se construyó con los aportes de cada integrante y que se compartió. Así mismo se compartió una felicitación de cumpleaños extendida a Gloria Inés, la  fundadora del Proyecto.
Aunque la mañana prometía un día soleado, esta se vio interrumpida por nubes grises que no demoraron en hacer caer una lluvia torrencial, que obligó a concluir el encuentro.
Las reflexiones finales se gestaron en cada integrante, quien con un poco de lluvia en su rostro, se retiró pintando una sonrisa y evocando recuerdos en el lienzo grisáceo de un miércoles muy particular.

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